Julieta Pérez García
Hace tres vidas pasadas, cuando la publicidad se limitaba a cuatro formatos básicos: la reina era tele, la princesa prensa/revistas , la radio era y es la compañera fiel, y las vallas el GRAN formato, el objetivo era conseguir la mayor cantidad de “impactos”, lo que hoy en las redes sociales vendría a ser “impresiones” (muy paradójico porque no hay nada que se imprima… y es que hay ciertos términos que aun huelen a viejo...)
El caso era sencillo: a mientras más impactos estuviese expuesta la misma persona, más posibilidades había de que recordara a la marca en el momento crítico de la compra. A eso se le llamaba top of mind, es decir, estar en la mente del consumidor. (Atentos al dato de que el término, existiendo bellísimamente en español, era mejor utilizarlo en inglés para parecer que realmente sabías de lo que hablabas… tal cual como ahora, eso tampoco a cambiado).
Pero abramos ya el limón y hablemos de Comunicación Digital.
En comunicación, estrategia, o marketing digital, el fin último de cualquier acción debe ser CO-NEC-TAR. El éxito no depende tanto de la repetición (que sí de la presencia, pero eso ya será otro limón), si no de lo importante que ese mensaje sea para el cliente… de qué le despierta en su mente, en su cuerpo, y en su corazón.
Por eso, cuando acompaño a mis clientes en su comunicación digital, les hablo de tres focos:
Sé honesto contigo mismo antes que con tus clientes, y escribe de “verdad de la buena” una lista de cuáles son las características, beneficios, y especificaciones de tu producto/servicio.
Intenta evitar florituras y palmaditas en la espalda. La idea es ser racional. Si crees que no lo vas a conseguir porque realmente estás enomaradito perdío de tu proyecto, pide ayuda a familiares, amigos, o mejor aun, a clientes!!!!
Pero en lo emocional de tu cliente, que no es precisamente en si le encanta tu servicio, o si será feliz con tu producto. NO!
Enfócate en qué siente cada día cuando se levanta, en si le falta tiempo para comer, si disfruta viajar en moto, si duerme solo o si no duerme, pasea descalzo por la arena de la playa, come con las manos, sueña despierto, se viene a arriba cantando Camilo Sexto, medita cada mañana...
Ahora viene la parte más difícil, pero que si lo consigues, se desata la magia y verás unicornios sobrevolar arcoíris.
Cruza las dos listas: la racional y la emocional. Léelas con los ojos, con el corazón y con el estómago.
¿Encuentras “eso” que hace click? Por ejemplo, a tu cliente le encanta caminar por la playa, y resulta que tu vendes zapatos tan cómodos que parece que camines por las nubes. ¿Pillas el truquillo?
Pues después del click toca sentarse y hacer una estrategia, pensar qué tipos de contenido compartir, en qué formato, a través de qué redes, y en qué franjas horarias.
Sí, ya sé que parece mucho, y es que lo es! Pero una vez que tienes identificado tu Click, todo es mucho más fácil y, sobre todo, más efectivo, porque tu cliente no te guardará en su mente, te guardará en un sitio mucho más calentito: en su corazón.
julietaperezgarcia@gmail.com
#PapelónConLimón